La IA generativa crea contenido nuevo (textos, imágenes o incluso audio) según los patrones aprendidos a partir de una gran cantidad de conjuntos de datos. Los modelos de lenguaje de gran tamaño, por ejemplo, pueden elaborar oraciones coherentes, resumir artículos u ofrecer respuestas contextualmente pertinentes. En el ámbito de la experiencia del cliente, la IA generativa puede ayudar a redactar mensajes personalizados, sugerir actualizaciones a las bases de conocimiento o manejar interacciones sofisticadas con chatbots. Dado que se reduce la creación manual de contenido, los agentes y los equipos de contenido tienen más tiempo para dedicarse a las actividades estratégicas o complejas. Al igual que con cualquier IA, las consideraciones éticas y de calidad son fundamentales. Es necesario monitorear lo que produce la IA generativa para garantizar su precisión, pertinencia y coherencia con los lineamientos propios de cada marca.