IA ética

La inteligencia artificial (IA) ética se refiere al desarrollo y despliegue de tecnologías de inteligencia artificial que respetan los principios morales como la equidad, la responsabilidad, la transparencia y la privacidad. Garantiza que el diseño y el uso de los sistemas de IA eviten sesgos, protejan los datos de los usuarios y generen resultados explicables.

La IA ética implica contar con conjuntos de datos inclusivos, pruebas rigurosas y mecanismos de supervisión para prevenir daños y promover la confianza. Dado que las organizaciones dependen cada vez más de la IA para la toma de decisiones, resulta fundamental priorizar los estándares éticos a fin de garantizar una innovación responsable que redunde en beneficio de los objetivos comerciales y el bien social.

 

“El desafío es que la IA no tiene una brújula moral. Por lo tanto, es importante que la vigilancia humana sea parte del proceso de innovación, a fin de verificar cómo se construye e implementa la tecnología en los productos o servicios. Esto significa que la prisa por innovar no debe dejar de lado cómo se adquieren los datos para entrenar la IA, cómo y dónde se utilizarán los resultados generados y qué permisos de uso se requerirán”.


Arpita Maity-Peschard, directora de Marketing de Productos, Genesys

 

IA ética para grandes empresas

La inteligencia artificial (IA) ética se refiere al diseño, desarrollo y uso responsable de sistemas de IA que respetan valores fundamentales como la equidad, la transparencia, la privacidad y la responsabilidad. Para las grandes empresas, la IA ética garantiza que las tecnologías de IA respaldan tanto los objetivos comerciales como los derechos de los clientes, los empleados y la sociedad en general.

Un enfoque ético de IA evita sesgos, respeta la privacidad del usuario y toma decisiones explicables y confiables. Por ejemplo, si un sistema de IA enruta las llamadas de los clientes o sugiere precios, debe hacerlo de manera justa, sin favorecer ni discriminar a ciertos grupos.

La IA ética también significa tener claro cuándo y cómo debe usarse la IA, dar a los usuarios el control cuando sea apropiado y mantener la supervisión humana en las decisiones críticas. Incluye pruebas, monitoreo y actualización regulares de los sistemas para que se mantengan precisos y responsables a lo largo del tiempo.

Para las grandes empresas, la IA ética reduce el riesgo legal, protege la reputación de la marca y genera confianza en el cliente. A medida que la IA se vuelve cada vez más central para la experiencia del cliente y las operaciones, incluir la ética en la estrategia no es solo lo que debe hacerse, sino que es algo esencial para el éxito a largo plazo.